"El machismo mata con todas las armas a su alcance y los hijos son la más letal. Se conoce como “violencia vicaria” porque el agresor utiliza a los menores para conseguir su objetivo final: hacer el máximo daño a la madre privándola de lo que más quiere.
A pesar de esta cruel realidad, existen sectores sociales cada vez más visibles y cercanos a los ámbitos de poder, que o bien la niegan o intentan invisibilizarla con una interesada confusión en los términos. Se trata de no llamar a las cosas por su nombre; por ejemplo, decir “violencia intrafamiliar” en lugar de “violencia de género”. De esta manera se desvía la atención sobre las causas, el diagnóstico cambia y las medidas serán otras. El objetivo final será que esta violencia estructural se perciba como casos aislados y no como lo que es, la que persigue mantener los mecanismos de discriminación de las mujeres a través del daño a los hijos e hijas"
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